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La Patrulla Águila: 40 años de acrobacias que tiñen de rojo y gualda los cielos de España

  • Hablamos con el capitán Luis Verjano, que desempeña las funciones de 'zorro' y 'speaker' en la Patrulla desde hace 10 años
  • La emblemática unidad acrobática del Ejército del Aire se despide de sus actuales aviones con un evento aéreo en San Javier
La Patrulla Águila celebra su 40 aniversario
PABLO DE LA FUENTE AROCENA

Durante cuatro décadas, la Patrulla Águila ha teñido de rojo y gualda los cielos de España. El azul del firmamento queda desdibujado durante unos instantes por las largas estelas que dejan los aviones del Ejército del Aire y del Espacio al compás de las acrobacias y maniobras de los pilotos de esta emblemática unidad.

El rugir lejano de los motores avisa desde la distancia a los espectadores, que fijan su mirada en el cielo. El ruido ensordecedor, ya por sí mismo un espectáculo, es la antesala de una exhibición aérea que se convierte en el momento estelar de cualquier desfile militar o evento.

La Patrulla Águila tiene "la importante misión de representar a España y a sus Fuerzas Armadas en todos aquellos eventos donde se requiere su presencia", nos transmite con emoción el capitán Luis Verjano, veterano integrante de la Patrulla desde hace 18 años. Durante la última década, ha desempeñado las funciones de 'zorro', el encargado de coordinar a los pilotos desde tierra, y de 'speaker', relatando las exhibiciones ante el público. En cada una de ellas, los reactores muestran "con orgullo los colores de la bandera nacional".

De la "ilusión de unos profesores" a un referente del Ejército

Para conocer el origen de la Patrulla Águila hay que remontarse siete décadas atrás, hasta 1954, cuando en la salmantina Escuela Básica de Matacán se creó la primera formación acrobática militar. Dos años después, despegaría oficialmente la primera formación acrobática, la Patrulla Ascua, que realizó un vuelo inaugural en la Albufera de Valencia.

El nacimiento de la Patrulla Águila es fruto de la iniciativa de unos docentes a mediados de los años 80. Soñaban con la idea de crear una nueva unidad acrobática que mostrara la pericia de los pilotos militares de España: "Esta es la ilusión de unos profesores que decidieron reunirse, encabezados por el capitán Francisco Carrizosa, para realizar maniobras acrobáticas" y componer una división con el recién llegado avión CASA C-101. La patrulla se bautizó como "Águila" en honor al emblema de la Academia General del Aire, presidido por esta majestuosa ave.

Las primeras palabras del diario de operaciones de la Patrulla Águila

“El día cuatro de junio de 1985, a primeras horas de la tarde, despega de San Javier la formación "ÁGUILA", compuesta por cinco aviones C-101. La misión, realizar un entrenamiento de maniobras acrobáticas en formación y hacer un primer estudio del comportamiento del avión al ser sometido a las exigencias específicas de un vuelo de exhibición”. 4 de junio de 1985.

Tal fue el éxito de sus primeras exhibiciones que solo un año después, en 1986, la Patrulla alzó el vuelo en presencia del entonces monarca Juan Carlos I. Paulatinamente, esta formación fue profesionalizándose con el diseño de nuevas maniobras y la incorporación de un sexto avión a los cinco iniciales.

Un humo blanco que se transformó en rojigualdo

Ese mismo año, se planteó la necesidad dotar a los aviones de sistemas generadores de humo para realizar la vistosidad de las maniobras acrobáticas. En aquellas primeras versiones, las estelas de humo eran de color blanco, el germen de lo que años después se convertiría en la seña de identidad de la Patrulla Águila.

El 12 de octubre de 1992, las aeronaves trazaron por primera vez la bandera de España en los cielos de Sevilla. Para entonces, el equipo ya había incorporado su séptimo avión y habían renovado su diseño exterior, inspirado en los colores de la antigua Patrulla Ascua. Con motivo del día de la Hispanidad, y ante la presencia de los reyes Juan Carlos y Sofía, los reactores surcaron el cielo, dejando tras de sí un rastro rojo y amarillo.

En palabras del capitán Verjano, el humo rojigualdo de la Patrulla representa "a todos los españoles" y, al dibujarse en el cielo, se convierte también en un símbolo de "libertad". En este trazo se pueden ver reflejados "todos los valores encarnados en nuestra Constitución".

La Patrulla: embajadora de España y de las Fuerzas Armadas

La Patrulla Águila trasciende a un simple vuelo. Su propósito en el aire va más allá de realizar unas maniobras acrobáticas: desde hace cuarenta años, esta división del Ejército del Aire ha sostenido unos objetivos fundacionales que hoy perduran inamovibles.

Esta misión múltiple incluye actuar como embajadora de España y de sus Fuerzas Armadas, poner de relieve la profesionalidad y preparación de los integrantes del Ejército del Aire a través de estas maniobras que requieren de una coordinación absoluta y respaldar la industria aeronáutica nacional con un "avión que es 100% español". Asimismo, ejemplifican disciplina de vuelo y del trabajo en equipo, realzan la vida regional, nacional e internacional a través de la participación en exhibiciones y, por último, promueven entre las nuevas generaciones el interés por la aeronáutica.

También transmite los valores y principios fundamentales de España y del Ejército del Aire a través de cada formación en el cielo. El capitán Verjano destaca la disciplina y el esfuerzo como condiciones intrínsecas de los integrantes de esta unidad. También pone en valor el espíritu de equipo: "Somos una familia, estamos superintegrados. Eso ayuda a que salgan bien las cosas". A este vínculo se le suma la lealtad y el compañerismo, claves del éxito en cada exhibición.

El lema de la Patrulla Águila, Juncti sed non uncti, que se traduce del latín como "Juntos, pero no revueltos", resume con exactitud esta filosofía de trabajo en equipo y precisión en el vuelo.

Equipo de pilotos de la Patrulla Águila en 2025

Equipo de pilotos de la Patrulla Águila en 2025 EJÉRCITO DEL AIRE Y DEL ESPACIO

La disciplina de un piloto de la Patrulla Águila

"Este vuelo demanda de un gran esfuerzo y una gran atención. Cuando estamos exhibiendo delante de medio millón de personas, tenemos que estar muy concentrados para poder dar el nivel de exigencia que nos pide el público y que se sientan orgullosos de estar representados por esta Patrulla", subraya el 'speaker' de la formación.

La unidad se compone de ocho integrantes: seis pilotos titulares, un piloto reserva y el capitán Verjano. Todos ellos ostentan el rango de oficiales del Ejército del Aire y del Espacio y asumen esta responsabilidad por voluntad propia, sin que sea una designación forzada. La permanencia en la unidad suele oscilar entre dos y tres años, aunque algunos extienden este período. El equipo actual está consolidado, siendo los más veteranos el propio Verjano y el jefe de la Patrulla, José Martín.

Integrantes de la Patrulla Águila en 2025

  • Águila 1 · Líder: comandante Miguel Abad Ibabe
  • Águila 2 · Punto derecho: teniente Óscar Sanz Rillo
  • Águila 4 · Perro: comandante Juan Carlos Márquez Noriego
  • Águila 5 · Solo: capitán Rafael González Marín
  • Águila 6 · Par derecho: jefe y comandante José Javier Sánchez Martín
  • Águila 7 · Par izquierdo: capitán Alberto Marín Delgado
  • 'Speaker', 'zorro' y relaciones públicas: capitán Luis Verjano Zapata
  • Reserva y 'zorro': comandante Javier Cruz Pérez

Los pilotos llegan a la Patrulla teniendo ya mucha experiencia previa. "Lo habitual es llegar con un background aeronáutico y haber sido piloto de caza o volado en alguna unidad importante", especifica el capitán. Una vez integrados en el equipo, al comienzo de la temporada, reciben un exhaustivo entrenamiento para superar los planes de instrucción.

Acrobacias a 300 pies de altura con el 'zorro' en tierra

Pese a toda esta experiencia y pericia, la aviación acrobática es una actividad de alto riesgo. Eso sí, un "riesgo controlado". La normativa aérea que establece la OTAN es "muy exigente" en todo lo relacionado con la seguridad. Entre otros aspectos, la Alianza Atlántica regula la altitud mínima a la que pueden sobrevolar las aeronaves durante las exhibiciones.

"El límite más pequeño que tenemos es el de estar a 300 pies (cerca de 100 metros). Por debajo de ahí no sobrevolamos. De hecho, lo normal es que volemos un poco más alto". Esta cifra varía en función al lugar de la exhibición. En Madrid, por ejemplo, dada la altura de los rascacielos, suelen pasar a unos 600 pies del suelo, casi 200 metros.

Desde tierra, el capitán Luis Verjano ejerce la labor del 'zorro' y coordina los sobrevuelos de los reactores. En otras palabras, actúa siendo los ojos de los pilotos sobre el terreno. Cada 12 de octubre, se asegura de que "la Patrulla pase por el desfile justo en el momento exacto de las salvas". Los reactores esperan la señal a unos 15 kilómetros de distancia mientras el 'zorro' ajusta los tiempos en función al desarrollo del acto con una precisión milimétrica.

Desde los Juegos Olímpicos de Barcelona hasta el "ratatata" de Grecia

Con más de 300.000 horas de vuelo y medio millar exhibiciones sobre sus alas, la Patrulla Águila participa en múltiples eventos a nivel nacional e internacional. Su presencia es habitual en actos oficiales como el desfile del 12 de octubre o el día de las Fuerzas Armadas, pero también han sobrevolado los cielos de circuitos de Fórmula 1, de estadios de fútbol e incluso de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992.

De todas estas exhibiciones, 170 han sido en el extranjero: "La cultura aeronáutica está muy arraigada en Europa. Hemos inaugurado o clausurado festivales tan importantes como el Royal International Air Tattoo de Reino Unido o el Air Power de Austria", subraya con orgullo el capitán Verjano.

Tanto es así, que la Patrulla ha cosechado una legión de aficionados en todo el mundo. Hay quienes siguen de cerca las maniobras de los pilotos españoles en países como Francia, Alemania o Polonia. "En Grecia, un aficionado griego me reconoció y me empezó a gritar ‘¡ratatata, Patrulla Águila!’ y ese es uno de los recuerdos más bonitos que tengo".

Ese sonido, el ratatata, es un "pequeño grito de guerra" que utiliza el capitán cuando ejerce de 'speaker' durante las exhibiciones, que se dividen en tres partes: las formaciones iniciales, la rotura y acrobacias, y una pasada final. Es en esa segunda parte, durante la rotura de las aeronaves, cuando Verjano lanza su famoso grito: "Justo cuando lo hago, cada avión se va por un sitio. A la gente le gusta mucho".

Un avión CASA C-101 de la Patrulla Águila, en Academia General del Aire en San Javier

Un avión CASA C-101 de la Patrulla Águila, en Academia General del Aire en San Javier EFE/Marcial Guillén

Los CASA C-101 se despiden tras 40 años de acrobacias

A partir del próximo 16 de junio, la Patrulla Águila pausará su actividad temporalmente para iniciar un período de transición hacia nuevos aviones, los Pilatus PC-21. No será un cambio inmediato, sino que va a ser un proceso largo de adaptación. Entre otras cosas, los integrantes tendrán que diseñar una nueva tabla de maniobras y los pilotos deberán dominar las nuevas naves con la misma precisión que los actuales C-101.

Precisamente, este domingo y el lunes se celebra en la localidad murciana de San Javier, base de la Academia General del Aire y del Espacio, el evento Aire 25. Un festival aéreo para despedir con los máximos honores a estas históricas aeronaves del Ejército del Aire y en el que estarán presentes las unidades acrobáticas de otros países.

El capitán Verjano aproxima a dos años este proceso de tránsito, lo que podría suponer algunas fiestas de la Hispanidad sin el icónico desfile de la Patrulla. "Muy probablemente, sí que pasarán los recién estrenados Pilatus PC-21", aunque con otra denominación: "No podemos llamar Patrulla Águila a una pasada o un sobrevuelo solamente, primero hay que darle la excelencia que se merece".

"Porque tienen que seguir surcando los cielos de Madrid y de toda Europa representando a España de esta manera". Cuando se conforme un equipo capaz de realizar todas esas acrobacias y maniobras y tengan la calidad requerida, entonces se volverá a llamar Patrulla Águila.